Como la primavera ha hecho despertar la naturaleza, es un buen momento para encontrar lecciones que podamos transmitir a nuestros hijos. Una de ellas está en las raíces de las plantas o árboles.
Como materiales para esta reflexión os sugiero una planta o árbol seco, diferentes tipos de raíces para que puedan observar las diferencias entre ellas, un plato de papas fritas o asadas, un bulbo o planta en agua que permita ver las raíces.... y todo lo que se os ocurra para ilustrar las diferentes funciones de las raíces. A los más pequeños es muy fácil que les guste, pero son los mayores quienes pueden empezar a captar implicaciones más profundas.
Hace cosa de un año y medio nos mudamos a nuestra actual casa. La propiedad tiene un muro tras la casa, con cipreses plantados justo delante de él. Cuando llegamos contamos como una treintena que estaban muertos. Había que sacarlos para poder plantar otros en su lugar. Como vivimos en un lugar seco, pensamos que se habían secado por la falta de riego. Al arrancarlos nos dimos cuenta de que además ¡no tenían raíces! En ese momento recordé Jeremías 17:7 y 8..." porque será como árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces..."
Esos cipreses me permitieron reflexionar sobre lo necesario que es estar cerca de una buena fuente de agua para permitir que una planta extienda sus raíces. Nosotros necesitamos estar cerca del agua de vida espiritual, de Jesús, para que nuestras raíces se hagan profundas y no nos sequemos espiritualmente. Echar raíces en Cristo debería ser una prioridad para nosotros, y desde luego es algo que deseamos ver como una realidad en nuestros hijos, Tal vez sea éste unos de los motivos que nos llevaron a hacer homeschooling.
Al buscar una vida más plena con Cristo, las raíces nos ayudan a comprender cosas.
Las raíces no se ven : Normalmente las raíces no son visibles porque están enterradas. Así toman los nutrientes y el agua, invisibles a los demás. Con nosotros ocurre lo mismo. Nuestra búsqueda de Dios, nuestro tiempo de reflexión espiritual es algo íntimo, a solas, escondido en Dios. Sus resultados podrán ser apreciados con el tiempo, de la misma forma en la que podemos admirar la belleza de una planta sana.
Las raíces son para recibir ya que son el medio por el que la planta puede obtener los nutrientes y el agua que necesita para mantenerse viva, crecer y producir alimento para otros.
Cuando nos separamos para estar con Dios en estudio y oración: recibimos, extraemos, somos alimentados y crecemos. Nos aseguramos el crecimiento y la salud espiritual.
Las raíces son para almacenar :Hay plantas que en sus raíces almacenan alimento, reservas de nutrientes para cuando los necesitan.
Así también nuestra relación y confianza en Dios nos permiten guardar en nuestro interior sus promesas, que son el alimento, la esperanza, que nos sostiene en los momentos difíciles.
Cada vez que nos acercamos a Dios, Él crea en nosotros una reserva de esperanza y fortaleza. Cuando nos veamos enfrentando problemas de la vida no estaremos agotados, no colapsaremos ni nos rendiremos. Tendremos reservas gracias a nuestras raíces.
Las raíces permiten dar fruto : Jeremías 17:8 nos habla de un árbol plantado cerca del agua , con raíces profundas buscando ese agua, lo que le permite dar fruto incluso en tiempo de sequía.
Al continuar nuestra relación con Dios, estamos más cerca del agua de vida. Cuando los demás pierdan la calma, estaremos confiados porque seguimos siendo alimentados por el Espíritu de Dios. Es el Espíritu el que nos permite dar fruto: tener paz, bondad, paciencia, gozo, fe, mansedumbre,templanza y benignidad cuando a nuestro alrededor todo o todos se desmoronan.
Las raíces son para sostenerse . A medida que una planta crece, se hace cada vez más pesada. Sin una buena red de raíces no hay nada que la sostenga. Una planta sin buenas raíces necesita estar atada a una estaca, reforzada, hasta que llega un viento más fuerte que la estaca y la planta se cae.
Pero con raíces firmes no hay tormenta que nos derrumbe a pesar de las presiones de la vida.
Otra característica de unas buenas raíces es que, no solo sostiene a la planta, sino que también fija el suelo. Impide que las lluvias arrastren la capa fértil de la tierra. Unas plantas facilitan y permiten el crecimiento de otras. Entre todas sostienen todo un ecosistema.
Nuestras raíces en Dios también ayudan a desarrollarse a otras personas. Tal vez, sin que seamos conscientes, estamos siendo una influencia positiva en nuestro entorno. Podemos ayudar a crear un "ecosistema social " saludable mostrando el tipo de relaciones y reacciones que Dios genera en nosotros.
Mi deseo es que mi relación con Dios sea el estímulo, el ejemplo, para que mis hijos desarrollen a su vez el hábito de acercarse a Dios. Deben comprender que el tiempo a solas con Dios ha de ser planificado y defendido a capa y espada frente a las prisas del día.
Podemos ayudarles a crear rutinas de estudio espiritual planificando en su horario el momento de la mañana para la meditación personal, con materiales adaptados a su edad. Sé que algunas de vosotras usáis cajitas de oración, biblias para colorearlas y decorarlas, memorización de textos bíblicos... son grandes ideas que poco a poco darán fruto. Dejar de limitarse al culto familiar para desarrollar el hábito del culto personal puede llegar a ser un reto en la adolescencia, por eso, cuanto antes estimulemos ese hábito de un tiempo personal a solas con Dios, mejor.
Si os ha gustado, os animo a que busquéis el libro de Elizabeth George "Una mujer conforme al corazón de Dios". Gracias Eve por tu regalito de cumple. Espero que salgan muchas más ideas de él.
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