jueves, 2 de febrero de 2017

Día 6: Las bendiciones de educar en casa. Por Mabel Correa



Mabel Correa nació en Argentina, pero desde hace 14 años ella y sus esposo Fabián cruzaron el charco y se vinieron a vivir a España. Aquí ( en España) nacieron sus dos hijos, Matías (11) y Melisa ( 8) a los que educa en casa desde hace muy poco.
Estudió enfermería y magisterio  musical. En su escaso tiempo libre disfruta de la lectura y de preparar partituras para canto coral.




Las bendiciones de educar en casa

Hace poco tiempo, pidiendo en oración que nos ayudara a solucionar algunas  complicaciones que se nos presentaron en la educación escolar de nuestros hijos, contemplamos la posibilidad de meternos en el mundo de “educar en casa”  y  comenzamos a analizar todas las posibilidades.
Hoy, con la mirada atrás,  podemos mencionar con satisfacción algunas de las bendiciones que  estamos recibiendo  como familia desde que tomamos esta decisión y la pusimos en práctica.

Pues allá voy:

1) La dependencia que tenemos de Dios. Cada día sentimos la necesidad de buscar al Señor en oración, pedirle sabiduría de lo alto para saber cómo enfrentar el  día a día. Tenemos la promesa de Santiago 1: 5  

"si alguno tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproches y le será dada”. 

Los retos diarios, unidos a nuestras propias debilidades e inseguridades nos empujan a buscar a Dios cada mañana. Es una responsabilidad demasiado enorme como para confiar en nuestros propios recursos. Esa necesidad nos lleva a una verdadera dependencia de Dios, que nos enriquece como personas, en todos los aspectos de la vida.

“Preséntense cada mañana a Dios en oración. Por lo tanto pídanle fuerza a cada hora y crean que él los ayuda. Mientras hacen esto, conquistarán el afecto de los niños. Gracias a Dios, el guiarlos no resulta un trabajo tan difícil. Tenemos un auxiliador que es más fuerte que nosotros. ( E. White,La Educación Cristiana. pg. 121)


2) Los momentos compartidos en familia que han ido en aumento. La verdad es que ahora disfrutamos de mucho más tiempo juntos y eso no tiene precio: salidas, actividades tanto en el hogar como la iglesia. Es una maravilla ver crecer a tus hijos, presenciar sus alegrías, sus logros,  ayudarles en sus intereses,participar de ellos...Jugar y leer juntos... Ahora tenemos mucho mas tiempo para todo eso.

3) Tranquilidad y Paz:la vida se torna más lenta, a nuestro ritmo; si bien hay días con más tensiones, intentamos colocarlos en un sitio de nuestra mente y luego resolverlo adecuadamente.

"Cuanto más tranquila y más sencilla sea la vida del niño, cuanto menos afectada por la excitación artificial y más armonía con la naturaleza, más favorable será el vigor físico y mental y la fuerza espiritual". E.White, La Educación ,pág 57)

4) Capacidad de valorar y evaluar esfuerzo. El objetivo que tiene cada padre y  cada madre cristiano es poder preparar a sus hijos para el reino de Dios, reedificar sus caracteres, y que lleguen a ser siervos de Dios. 

5) Alejarlos de cualquier situación que pueda perjudicar su desarrollo íntegro.
Como padres deseamos  cooperar con Dios, para desarrollar los planes que  él tiene para  nuestros hijos.
A veces es complicado compensar las influencias externas, sobre todo cuando pasan la mayor parte del día fuera de casa, y tenemos tan poco tiempo para hablar con ellos, razonar sobre la vida, ayudarles en sus preguntas y  en las necesidades propias de cada etapa de su infancia...Además después de una largo día escolar y de los susodichos deberes, los niños suelen estar cansados, inquietos...Las migajas que nos quedan son además migajas rancias...

Y pensar que antes no estaba a favor de la educación en casa... Tenía los mismos prejuicios que la mayoría. Pero Dios  a menudo permite situaciones y pone personas en tu camino para guiarte hacia sus planes.
Hoy estoy convencida de este nuevo proyecto de vida y he experimentado que si nos sometemos a su voluntad, Dios derramará sus  bendiciones en abundancia.


"No temas, porque yo estoy contigo, no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo, siempre te ayudaré,siempre te sustentaré con la diestra de mis justicia." (Isaías 41:10)


3 comentarios:

  1. Los tres puntos que mencionas son muy imoportantes, yo el tercero es el que me llevó a no meter a mi primogénito, y los que han venido después, a la escuela cuando llegó el momento. La mejor decisión de mi vida, y puedo decir hoy que el Señor nos ha guardado, nos ha dado la sabiduria necesaria, y hemos aprendido mucho y muchas cosas. Un privilegio sin duda, no me cansaré de agradecerlo. Bendiciones!

    ResponderEliminar
  2. Gracias por compartir tu experiencia, Esther, también es la mía...la mejor decisión de mi vida. Un abrazo, tocaya.

    ResponderEliminar
  3. Gracias Mabel por verbalizar esas bendiciones con las que me identifico totalmente.. Antes cuando leía algo sobre el HS se me ponían los pelos de punta y pensaba que yo no sería capaz. Y Dios me ha demostrado que sólo El tiene la capacidad de cambiarnos totalmente..

    ResponderEliminar